¡Feliz Navidad! (De Agata Cape)

Ay, la Navidad.

Esa época que se reparte entre comilonas, brindis de sidra —o champán, con suerte—, o directamente litros de vino tinto… y blanco… y cervezas. Marisco, carne roja, elaboradas salsas y recetas veggies de lo más depurado.

¿Qué se come en tu casa?

En la mía hay rollitos de salmón ahumado, ternera con salsa de almendra, quisquillas. Es una tradición milenaria que se remonta a… más allá de que tuviera concepto alguno de mí misma.

Ay, la Navidad.

Besos bajo el acebo, el espumillón, poner el árbol a última hora —o en noviembre, no hay término medio—. Gastarse una millonada en regalitos y envolverlos con los ojos vidriosos de ilusión. Estar cerca de los que queremos, o lo más cerca que podemos, dadas las circunstancias…

Ay, la Navidad.

Época de recuentos: ¿qué hemos hecho este año? Ni nos acordamos de los propósitos del año anterior. ¿Tú los cumpliste? Creo que me propuse ir al gym, no volver a probar los pitillos y pasarme al vapeador, pero tras un par de semanas comprobé que no era lo mío. Sí que me hice asidua a las clases de Zumba, en cambio. Y lo he notado, para bien. ¡Qué ritmazo!

Pero, sobre todo lo demás, reiteré mi habilidad en el arte del zapping, aunque ahora lo haga en la pantalla del portátil. Y me di cuenta de lo buena que era escuchando a la gente, mucho más que hablando yo. Fíjate qué paradoja, aunque no pare de contarte mi vida ahora mismo. Y, no sé, pensé en cambiarme el peinado, me lo corté y tal, pero al final me di cuenta de que, a pesar de todos esos propósitos, seguía siendo yo. Aun con los cambios que me proponía, seguía siendo Agata. Agata Cape.

Y eso no está tan mal. ¿Verdad? Lo de seguir siendo una misma, digo.

 

Por eso me gusta Misley, creo: porque me deja cambiar sin dejar de ser yo. Basta con que me combine de otras formas las prendas. Son algo así como universales e intemporales…

No cambiamos en Navidad, si acaso nos hacemos un poquito más conscientes, aunque nos aturda la comida y la bebida.

Celebramos los días con una potencia mayor a la de la rutina habitual, ¿no es cierto? Y eso sobrecoge, claro.

En cualquier situación —incluso en esta, tan complicada—, la Navidad no es del todo fácil. Pero basta rendirse a los copitos de nieve, sea real o artificial; a los abetos; a ese granate que puede con todo… y brindar.

Vamos a brindar.

 

Por ti, por mi, por nosotras.

Por lo que dejamos atrás, por lo que viene.

 

Por todos los looks que ya has lucido. Por los que te quedan por experimentar.

Por la persona en la que te estás convirtiendo. Que me encanta.

Por los que quieres, los que están ahí si arrecia la tormenta de nieve.

Por las veces que se te derrite el hielo.

 

Por… el año de los dos patitos.

 

Feliz Navidad, querida. Espero que celebremos muchísimos más juntas.

 

Firmado: Agata Cape.

 

 

Life is a party: dress like it!

A veces cuesta creerlo, pero la vida es una fiesta, una celebración, no matter what.

 

Y lo que hacemos en las fiestas, antes que nada, es vestirnos. De esta forma le contamos al mundo que estamos dándole importancia al momento, apreciándolo y venerándolo casi; porque en esas ocasiones se junta lo mejor de la vida: los seres queridos, tanto familia como amigos; así como buena comida, bebida a raudales, música…

y a dejar que la magia de la noche nos envuelva a todos.

 

En estas fiestas navideñas hacemos un especial TOP 5 PRENDAS que gritan: party! (¿Lo oyes?).

Y, además, te vamos a contar lo importante que es seguir poniéndonos guapas siempre. Llueva, truene o nieve ahí fuera.

¿Cuál es la relación entre tu ropa, tu vida y tú misma?

Quizá te hayas fijado en que las plataformas no paran de anunciar remakes de series: Sexo en Nueva York, entre ellas; así como Gossip Girl

En su día, Carrie Bradshaw y sus amigas fueron todo un hito de la moda y, más tarde, Blair Waldorf y Serena van der Woodsen tomaron el relevo; que ahora pasa a manos de Julien Calloway y compañía.

Pues bien: sin ánimo de spoilers, en los primeros capítulos de Sexo en Nueva York, Carrie sufre una tragedia. Y la vemos, en todo momento, divina e impecable.

Es posible que te parezca que eso es imposible y, además, demasiado exigente para las mujeres de esta sociedad. Y tienes razón. Sin embargo, el mero hecho de poner un pie fuera de la cama, abrir el armario, elegir prendas, saber combinarlas con arte, buscar accesorios afines, maquillarse frente al espejo y salir de casa… Eso, en sí mismo, es un ritual supremo que no debemos perder nunca.

La ropa de Misley levanta los ánimos, nos prepara para un día nuevo, resetea lo anterior.

Por otra parte, el papel de la moda en este día a día no es otro que ponernos de acuerdo con lo que tengamos por delante en la jornada. ¿Qué color te apetece llevar hoy? ¿Uno vivo o uno sobrio? ¿Prefieres comodidad o ir despampanante? Este tipo de cuestiones harán que sepas bien cómo enfocar las horas que siguen. Es una especie de meditación activa, ¿lo ves? ¡Nada superficial tener un fondo de armario acorde contigo!

Así que solo podemos decirte que celebres cada día de estas próximas fiestas de esa forma: respetando la gran fiesta que es la vida, independientemente de las circunstancias que nos toque vivir.

Vamos a prepararte para ello con 5 consejos de prendas de Misley que nos gustan para tus Navidades.

TOP 5 PRENDAS: ¿Cuál prefieres?

1. PLUMARIA COL. CHAMPAGNE BLUSA + LAUREL COL. NEGRO PANTALÓN

Combina el pantalón Laurel, que es muy versátil, con la blusa Plumaria en varios colores. Para un look elegante y effortless. 

 

 

2. MIMOSA COL. VESTIDO NEGRO

Si no eres muy dada a grandes aspavientos festivos, di al mundo que estás guapa así de fácil, con un buen Mimosa. ¡Y que te recarguen la copa!

3. VESTIDO SAYONARA

Sayonara, baby, al 2021. Y también a la sensación de no encontrar un outfit a la altura de las fiestas.

4. VESTIDO SAKURA

En verde esmeralda oscuro, con Sakura estarás armonizando con los tonos de los árboles navideños. Es un vestido que acepta todo tipo de complementos, ¡prueba!

5. CAMISA ZAM

En tonos plateados y dorados, elige cuál es tu combinación navideña perfecta y juega con los accesorios en función del tono. Es tan delicada…

 

Colaboración con Areté: piezas de joyería únicas

Hay momentos en los que se produce una conexión mágica. También lo laboral, sí, pero sobre todo en lo creativo. En esas ocasiones, la familia de Misley se amplía de una forma extraordinaria en lo que llamamos «colaboraciones».

Así, en estos amores fugaces de conexiones permanentes, damos origen a una colección exclusiva que, en este caso, ha venido de la mano de Areté.

 

Areté es una firma de joyas de cerámica polimérica que se parece mucho a Misley en ciertas cosas —¡por eso surgió el amor!—. Entre ellas:

  1. Nos inspiramos en formas y figuras de la propia cultura. En Misley nos gusta viajar, pero Areté es más mediterráneo. Flores, olores, arquitectura…
  2. Las líneas son ligeras y los diseños, originales. Nos basamos en lo simple para hacer piezas perdurables, igual que en Areté, combinables hasta el infinito…
  3. Apostamos por el proceso con mimo. Areté está hecho a mano de una forma absolutamente delicada. Por eso, las tiradas que tenemos en Misley y Areté son reducidas. Nos gusta lo exclusivo.
  4. Además, mientras que nosotros tenemos a Agata Cape como orgullosa embajadora, ellas tienen nombres de mujeres filósofas en cada pieza.
  5. ¿No parecen coincidencias suficientes? Pues, por último, Irene Coll y Montse Muñoz —las mujeres al frente de Areté y Misley, respectivamente— recibieron una flechita de Cupido cada una.

¿Cómo empezó esta historia de amor?

Montse e Irene se conocieron en un market de los que hace Misley —Planet Venus, una plataforma de venta para la mujer emprendedora— y enseguida empezaron a elucubrar ideas para maridar de manera perfecta esta nueva colección de Olores y sabores con las joyas de cerámica de Areté.

Siempre comprometidas con su propio arte, con un consumo responsable y con una protección del medio ambiente; no ha sido nada difícil idear y materializar este sueño.

Un amor, como decimos, que es temporal, pero infinito. Como todos los buenos romances.

 

¡Konnichiwa desde Fuji! 7 trucos de Agata Cape para elegir la ropa de viaje (y que no se doble)

¡Konnichiwa desde Fuji!

 

Te preguntarás qué hago aquí, en medio de la montaña más alta y emblemática de Japón. Yo también me lo pregunto.

Resulta que soy una de las 300.000 personas, más o menos, que por temporada suben a este monte. ¿La causa? Ni idea. ¿Encontrarme a mí misma?

Todos necesitamos un monte que escalar.

En realidad, este es un lugar de peregrinación. Y, como te decía, nada menos que el símbolo icónico de Japón. Se puede contemplar el monte Fuji desde todos los ángulos y, mira tú por dónde, ahora me encuentro aquí. Si por casualidad te hallas por Tokio, echa un vistazo a lo lejos. ¡Lo mismo te saludo!

Si todo va bien, llegaré a la cima antes del amanecer. Desde allí, en lo alto de los 3776 metros, en el cráter volcánico —tranquila, que no está prevista ninguna erupción, aunque ya hemos visto que nunca se sabe…—, quizá entienda muchas cosas sobre mí misma, sobre la vida, sobre mi pasado, o mi futuro, o directamente sobre mi presente.

Aunque también es probable que solo me congratule por haber sido capaz de llegar, ¿sabes? Y quizá se me escurra una lagrimilla ante el alba japonesa.

A veces no tenemos ni idea de hacia dónde vamos, pero vamos. Sacamos un billete porque al pensar «Fuji» algo se nos remueve por dentro. Buscamos un hueco en la agenda y tiramos millas. No sabemos mucho más. Qué pasará por el camino, si se nos congelará un dedo meñique del pie con este frío que pela, si podremos estrenar conjuntito de Misley al día siguiente, ya con un baño cálido de hotel…

Ay, qué vamos a saber. Nada de nada.

Pero eso es lo fantástico también, ¿no es así?

Bueno, ya basta de metafísica. Vamos con lo importante.

Tips para elegir la ropa (¡y que no se doble!)

 

Si tienes prevista tú también una peregrinación de este estilo, o una escapadita romántica, o un finde de relax, o un viaje de negocios… te doy unos cuantos trucos a la hora de hacer maletas. Lo cierto es que me paso parte de la vida trotando de acá para allá —es uno de mis vicios inconfesables, juntar algo de dinero y darme a la aventura—, y he recopilado algunas pistas. Aquí, además, en la parte más oriental de nuestro globo, he dado con otras que quizá te suenen… ¡Vamos allá!

 

  1. Mira el meteo. Es importante, como en Fuji, ¡que hay unos 5 º ahora! Según el frío o el calor que haga, tendrás que sacar ropa de un tipo u otro.
  2. Piensa en los planes. Si vas a salir o a quedarte en casa, si tienes reuniones o quieres arreglarte un poco. Intenta tener todos los modos en cuenta.
  3. Trata de hacer conjuntos. No te lleves más de lo indispensable. Uno de los peores errores de la viajera es acarrear una maleta enorme «por si acaso». No, lo mejor es saber con certeza cuándo vestirás cada cosa.
  4. Ah, sí, llévate unas cuantas mudas. Un par de camisetas por si se te ensucian, un par de zapatos de sobra por si se te mojan y ropa interior extra. Eso es todo. ¡No ocupa mucho!
  5. Trata las mismas gamas cromáticas. Aunque vayas conjuntada, así podrás variar e improvisar un poco. Si todo lo que lleves pega entre sí, te sentirás muy cómoda alternando y dará la sensación de que has variado más de lo que, en efecto, has hecho.
  6. Por último, mírate los consejos de Marie Kondo para conseguir que la ropa no se doble en absoluto. Yo lo he hecho con este vestido de Misley, el que me voy a poner mañana cuando baje de Fuji. En la maleta ha ido bien enrolladito —¡ocupaba menos que el sombrero!— y así me he procurado un vestido impoluto y perfecto, sin una arruga.
  7. Y, en el caso de que se te arrugue un poco, hay una forma muy costumbrista de no planchar. ¿Cuál es? Prueba a colgarlo en una percha cerca de la ducha, sube la temperatura a tope y deja que el vapor de agua lo inunde. ¡Quedará como nuevo!

 

 

¿Por qué nosotros no hacemos Black Friday?

Le damos una vuelta al Black Friday.

Lo ponemos del revés.

Y vamos a contarte por qué.

 

¿Qué es el Black Friday?

 

Muchas modas se han incorporado desde Estados Unidos. Importamos —o más bien, ellos exportan— música, cine, corporativismo, mentalidad y sobre todo, consumismo.

En este caso, el Black Friday —o «viernes negro», que no suena muy bien— se instauró en los años 60 como una costumbre del comercio minorista de hacer rebajas justo el día después de Acción de Gracias. Qué paradójico, ¿no? Damos las gracias y nos ponemos a comprar, en ese orden.

Y, fíjate: se llama así precisamente por el caos del consumo que se produjo ese día en Filadelfia, en concreto, y lo bautizaron… los policías. Escalofriante.

Como otras tantas fiestas, del estilo de San Valentín, en realidad solo sirve para fomentar la billetera, para que no dejes de gastar ni un solo mes del año. Antes de Navidad, el Black Friday, en la cuesta de enero, rebajas hasta febrero. Ya sabes.

Y adivina quién la trajo a nuestro país.

Una pista: fue el de las manzanas de tu móvil o de tu ordenador portátil.

 

¿Qué es nuestro Friday’s black?

 

Pues lo contrario. No hacer distinción en un día así. Tenemos los mismos precios que todos los días del año, que son competentes y justos porque la prenda lo vale en cada hito del proceso productivo. Estas prendas que te enseñamos ahora tienen la misma calidad que el resto de sus amiguitas en nuestro catálogo. La única diferencia es que, en un pequeño guiño o bromita al Black Friday, nuestro Friday’s black se viste de negro.

 

No, no es un luto, tranquila.

Pero en Misley estamos radicalmente en contra de esa política de producción y adquisición, más que nada porque

aspiramos a que nuestras prendas se quedan contigo, si no toda la vida, al menos sí gran parte de ella.

 

Ese es el motivo de que produzcamos de esta forma que te contamos aquí, con gran cuidado por la selección personal de proveedores, como te contamos aquí, con mimo y cariño, con esa implicación en el proceso de elaboración. Nosotros tocamos las telas, las sentimos, las palpamos… y somos parte de cada ínfimo eslabón de la cadena hasta que llega a las tuyas. A tus manos.

Por eso no somos parte del Black Friday. Pero sí tenemos el Friday’s black. Y, oye. El negro sienta súper bien.

P.D. Además, piensa una cosa: aunque se anuncie como tal, en realidad el Black Friday no son rebajas completas. Es solo una excusa para fomentar ese espíritu de consumo, como te decíamos, pero los descuentos se aplican a poquitas cosas. En Misley fomentamos el ahorro y la calidad, ¡qué le vamos a hacer! Somos chapados a la antigua en algunas cosas, sí, pero solo en las que consideramos mejores.

 

 

‘Olores y sabores’: presentamos la nueva colección

No vamos a mentirnos. No ha sido un período muy fácil este de los últimos dos años, ¿eh? Hemos entrado a la década de los 20 de este nuevo siglo con el pie torcido.

Sin embargo, en Misley vamos a retomar el rumbo. Y es un rumbo muy particular y agradable.

¿Has oído hablar de…?

Hedonismo, la vuelta a los sentidos.

Dice nuestra querida RAE:

Hedonismo. Nombre masculino.
  1. Doctrina ética que identifica el bien con el placer, especialmente con el placer sensorial e inmediato.
  2. Tendencia a la búsqueda del placer y el bienestar en todos los ámbitos de la vida.

 

Sí, señora.

Volver a disfrutar.

Le preguntamos a Montse, cabecilla pensante de Misley, por qué esta colección es tan especial, porque nosotras lo vemos, lo apreciamos, y queremos saber qué significa para ella.

Responde, atención:

—No sabría deciros… Tiene… más color. Es… más fuerte.

Quizá esta colección es especial porque supone retomar un poco ese joie de vivre. Con el mismo color, con la misma fuerza de antes, si no más, porque ahora somos conscientes de lo que eso supone. Volver a olfatear, a saborear. A dejar que se nos cierren un poco los ojos cansados y que vuele la imaginación a esos otros sentidos que se habían quedado algo descuidados.

Así que en Misley vamos a dejar que la pituitaria se llene con el aroma de las plantas y flores en las que nos hemos inspirado:

  • Plumeria
  • Silver dollar eucalyptus
  • Fresia
  • Honeysuckle…

Y también:

  • Cranberries
  • Arugula leaf
  • Geranium leaf
  • Lilac
  • Antirrhinum (snapdragon)

Aunque te sorprenda, no necesitamos meternos a la boca estas florecillas —ni tampoco las prendas, ¿eh?— para apreciar toda su fragancia. ¿Por qué? Porque tenemos los olores y los sabores muy asociados. De hecho —y ahora nos ponemos técnicas—, muchas partículas olorosas penetran por la parte posterior de la fosa nasal, procedentes del lugar de los alimentos o bebidas que saboreamos. Así, parte de lo que consideramos «sabores»… son en realidad «olores».

Y no, no tenemos registro de pocos: un ser humano puede distinguir hasta 10.000 olores distintos.

¿Recuerdas cómo olía la cocina de tu abuela después de hacer ese bizcocho en el horno? ¿Y cómo sabía la leche con galletas que te preparaba tu madre?

¿Recuerdas cómo olía la piel de tu primer amante? ¿Y cómo sabía su boca?

Es cierto que si hablamos de seres humanos, hablamos de animales visuales. Reconocemos todo por la vista, es el sentido más potenciado. Pero no el más potente. En realidad, nuestros recuerdos están asociados a eso. A olores.

Imagínate con una de estas prendas —la que más te guste, ¡elige!—, desplegando el aroma de tu suavizante, de tu colonia… junto con el propio aroma de Misley. Imagina la conjunción que eso supondría, y cómo quedaría en tu cuello. Imagínate ahora a la persona que amas inclinándose sobre ti, aprehendiendo todo el aroma que desprendes. Imagínatelo… porque así te recordará esa persona siempre.

Bienvenidos a la nueva colección hedonista, la que vuelve a vivir en los olores y sabores. Recuperamos la joie de vivre contigo.

 

En el día de la Mujer Emprendedora…

Hoy es un día especial para nosotros, porque coincidiendo con el día de la Mujer Emprendedora queremos echar la vista atrás, a aquellos tiempos en que Misley no era más que un sueño de formas, estampados y esencias. Sin las personas, Misley no sería lo que es: una marca que apuesta por la ética, la perdurabilidad y el diseño.

Por eso queremos valorar a todas esas personas hoy como se merecen. Esto es para vosotros, para el gran equipo que conforma Misley: una familia que consigue día a día que ese sueño inicial se materialice y dure para siempre en tu armario.

Ya sabes que apostamos siempre por la producción de proximidad, por los tejidos artesanales y lo más sostenibles posible, y sobre todo por primar los valores dentro de nuestras condiciones de elaboración de prendas. Así que hoy descubrirás un detalle muy bonito sobre nuestro proceso productivo. ¿Cuál será?

Ya te adelantamos que no te extrañará ver que todos los talleres y trabajadores que se nombran residen muy cerquita, siempre en España, y que tenemos la suerte de conocerlos a todos, de tutearnos, de hacernos preguntas y de colaborar para responderlas.

Esta es la receta de la magia.

 

¡Empezamos!

 Las ideas y los primeros hilos

 

Tenemos una gestora de producción que trabaja en uno de nuestros talleres llamada Mª Carmen, en Alcover. Es una persona imprescindible, una auténtica mano derecha; porque nos ha ayudado desde los inicios de todas las formas imaginables: asesoramiento, producción —¡qué manos tiene para coser!— y el ánimo necesario para involucrarse de lo lindo.

Otro de los talleres donde se corta y gestiona la confección es el de Jorge y Rosa, en Barcelona. Los jerseys de punto, de tricot, que tanto te gustan para el invierno, son de Santi, en Sabadell; y mencionamos también en este punto —sobre el punto— a Núria y Joan, que nos echaron una mano para este tipo de prendas y su particular proceso. Compramos los botones en Santa Ana, en Barcelona; y tenemos otro proveedor de fornituras en Barcelona, Castelltort.

 

¿De dónde viene esta tela?

 

Los tejidos que te resultan tan agradables al tacto son certificados con orgánicos, viscosa ecovero, y reciclan materiales de forma certificada también: provienen directamente de Rutex en Castellar del Vallès, y nos entendemos con Alejandro y Josep. Tienen una empresa fantástica, familiar, con otro hermano que se llama Blas y el padre, con el mismo nombre.

Otro de los proveedores fabricantes de tejido es Montaltex. A ellos les compramos, específicamente, todas las prendas que serán estampadas o tintadas. Asimismo trabajamos con Giralt Falero en Madrid, sobre todo tejidos certificados o naturales, como viscosa ecovero o cupro. Y estos estampados se elaboran en Textprint, en Argentona; y lo gestionamos con Birgit, Àngels, Josep y Judit. Tintamos en Mostratint, en Sabadell, que también es otra empresa muy familiar. En particular, gestionamos con Pep y Joaquim, que es todo un experto en el arte del tinte.

 

¿Y qué hacemos cuando la prenda está lista?

 

Las etiquetas y todo lo que comporta la gráfica sobre papel lo hacemos con Grupo Gráfico. Aquí se encuadran las etiquetas de cartón o las postales que mandamos vía online. Como no podría ser de otra manera, es una empresa familiar. El dueño es Oscar, que nos atiende directamente al teléfono para trabajar codo con codo.

Por otra parte, las etiquetas de composición o de marca, las cajas de cartón para los envíos, el precinto y las bolsas… en definitiva, todo el packaging que te llega con la prenda deseada, tenemos que agradecérselas a Sergi de San Roman. A estas alturas, ¿lo has adivinado? ¡Es otra empresa familiar!

Sí: una de nuestras claves del éxito personal reside en trabajar con fábricas y talleres muy personales, de tipo familiar, con gestión directa. Para algunas cosas, nos va lo retro.

 

Y las menciones especiales…

 

No podemos dejar de agradecer también a quién dio forma y nombre a Misley, que es Drassik Studio, que lo forman Mónica y Drassik.

Y otro de nuestros mentores prácticos en esta aventura porque nos ayudaron mucho cuando empezamos es Javier de Gimeno, en Badalona. Sin las hermanas de Argot y Margot, esto no hubiera sido posible. Gracias a ellas, a su apoyo incondicional y a su talante de hermanas: Marta, Belén y Fátima.

Cómo no, a nuestros clientes, las tiendas multimarca, que han apostado por comprar Misley y han contado nuestra historia a sus clientes.

Y al hermoso equipo de redes y web. Andrea, maravillosa escritora que crea todos los contenidos web. A Annie, que lleva toda la parte visual de Misley, ha sido nuestra mano derecha en todo siempre, ha sido nuestra patronista, redactora, ha hecho estampados, ha confeccionado, ¡ha hecho de todo! Y recién salida de la universidad, siendo austríaca y sin apenas hablar castellano cuando la conocimos.

Irati, nuestra ilustradora, que está dando vida a Agata Cape. Y Marta, que se ha adentrado en la aventura de organizar un equipo para ayudarnos a crecer en este mundo complejo del online.

Cómo no, gracias a Manuel y Susana de nuestro estudio de fotografía, Estudio Mínimo. Sin ellos no podríamos mostrar lo que hacemos y son familia para nosotros. Y al angelito de Rosa, que siempre nos echa un cable con cualquier cosa de Misley, es uno de mis angelitos.

 

Y nosotros, ¿quiénes somos?

 

La base y origen de todo esto: Montse y Sergi. Si preguntas por nosotros, te dirán que somos un par de locos con mucho entusiasmo, mucha ilusión y mucho arte. Y quien te diga lo contrario, es que no nos conoce. ¡Y debería!

 

Gracias a todos los que sois Misley.

Y gracias a ti por formar parte de esto.

 

Hola, soy Agata

Vaya… ¿qué se suele decir en un momento así?

¡Holi!

No, demasiado coloquial. Y un poco cursi.

Ey, qué pasa.

¿Qué soy, una chunga del barrio?

Cómo va eso.

Eso es de Joey, de Friends. Directamente, apropiación cultural.

 

En fin: hola. Hola a todas. ¡Hola a ti!

Soy Agata Cape.

¡Tachán! (Fuegos artificiales, se descorre el telón, se levanta el velo, dos leones copulan, se abren las flores… lo que tú quieras, coloca aquí tu imagen apoteósica imaginaria preferida).

Sí, es un instante para recordar. Por fin nos conocemos.

Ya sé que en un momento dado jugamos con esto de la identidad, que si Agata Cape eres tú o soy yo o somos todas; pero no íbamos tan desencaminadas, que lo sepas. Nos parecemos más de lo que crees, ya lo verás.

Solo quería presentarme porque soy parte orgullosa del equipo Misley y porque, en lo sucesivo, nos veremos las caras… y nos hablaremos así, a través de este medio. Si tú quieres, claro. Te iré contando cosas: cosas sobre mi vida, quizá sobre la tuya. ¡Quién sabe!

 

Es verdad que en una primera impresión se resume casi todo lo que necesitamos saber del otro. ¿Sabías que tardamos apenas unas milésimas de segundo en conformarnos una idea entera de la otra persona? Qué miedo, ¿verdad?

¿Qué impresión te he dado yo?

 

Pues te confieso que te estoy esperando en el bar de abajo, en el de la esquina, en ese que tienes tan cerquita, para ponértelo fácil. He intentado escoger un lugar que fuera tierra de nadie, pero un poco más tuya, para que estés a tus anchas. Y me he pedido un café y un croissant que no pienso probar porque estoy de los nervios, aunque no lo parezca por esta sonrisa que tengo tan ensayada que casi es real —y en cuanto coja confianza lo será, no te creas—. Seguramente lo devoraré todo en cuanto mires hacia otro lado, llenándome de miguitas este jersey tan mono que me he pillado; aunque espero no mancharlo…

Por suerte, mi jersey TATA es de un tono neutro que nos da algo de espacio para que no me juzgues muy rápido. Pero tiene un diseño original, y me representa: imagino que todas queremos sentirnos especiales —y la verdad que lo somos—. Y es cómodo, puesto que el confort es necesario para sentirse a gusto y abrirse al otro, a la vida, a las posibilidades. Y me da un calorcito que ahora me viene genial, porque se parece algo a la confianza; y no tengo claro qué pensarás de mí, si te gustaré o no, y ojalá eso no me preocupase apenas, pero sí. Me preocupa. Mea culpa.

 

Como te digo, soy consciente de que la apariencia es el factor que más pesa en la primera impresión que resulta tan definitiva; y no me parece nada frívolo, sino algo lógico. Tenemos que decidir así de rápido si nos caemos bien, si representamos una amenaza para la otra, si seremos más que amigas, aliadas, e incluso esos raros y preciados casos en los que nos convertimos en algo así como hermanas. Y, en todo caso, en equipo.

No te miento si te digo que tengo suerte de ser parte de Misley, por eso mismo: por su equipo y por su catálogo. Y tengo la sensación, no me preguntes por qué, de que esto va a ir bien entre tú y yo. Muy bien.

Ahora sí, ¿quieres un café y algo para picar? Creo que voy a atacar lo mío, si te parece bien. Si se me quedan trozos de hojaldre en los dientes o en el pelo, avísame. Suelen esconderse en los lugares más insospechados…

 

Oye, ¿te puedo preguntar una cosa?

¿Qué prendas, entre el catálogo de Misley, has elegido tú para esta cita?

 

Cuéntamelo si quieres, y te confesaré qué me inspiras, cuál ha sido mi primera impresión.

Estoy deseando que nos conozcamos más, para ver todas las coincidencias y en qué cosas somos diferentes tú y yo. Lo mismo pasamos del desayuno y llegamos a la comida, e incluso, a la cena.

 

 

La historia de las brujas: especial Halloween

¿Qué obsesión tenemos con las brujas?

Porque a nosotros en Misley nos obsesionan, sí, y nos encantan. Pero en toda Europa sucede lo mismo. Durante todo el siglo XVII se les persiguió en casi todos los países, incluyendo el nuestro. Hoy, en el día de Halloween, os traemos un especial para que conozcáis su historia.

A pesar de que se pensaba que las brujas practicaban rituales satánicos y todo tipo de sacrificios, quizá ellas tengan un pasado un poco injusto que enraíza en una concepción patriarcal del sistema. El feminismo está destapando estas supuestas atribuciones de la cultura popular a las mujeres de narices con verrugas, calderos y pócimas mágicas… que no hacían sino afear a las mujeres que, precisamente, más tenían que dar dentro de una sociedad que claramente no estaba preparada para ellas.

Es decir: como chica Misley, quizá tú también seas un poco bruja.

 

Pero tranquila, que esto solo quiere decir cosas buenas.

Para empezar, la propia palabra —en inglés «witch»—, proviene etimológicamente del término «baq» en egipcio, que significa «poder femenino», «mujer de poder», «mujer que conoce su poder y lo usa», «mujer que conoce las palabras mágicas o de poder».

O sea, que como chica Misley un poco bruja, tú eres bien consciente de tu poder. Y esperamos que lo uses. Y mucho.

 

En el pasado, las brujas que se quemaban en la hoguera solían ser las «mágicas», a las que se atribuían todo tipo de capacidades extraordinarias y aparentemente perniciosas. Pero era el miedo de los demás lo que llevaba a esas conclusiones.

Las brujas eran las mujeres inteligentes, independientes, con criterio propio, y muy a menudo, las que no habían tenido familia por unas razones u otras.

La mujer independiente de hace unos siglos era mirada con recelo por la sociedad, y automáticamente se le atribuían todo tipo de condiciones terroríficas.

 

¿Quieres conocer a algunas brujas de la Historia? ¡Ahí van 3 ejemplos!

  1. A Ana Bolena, segunda esposa del rey Enrique VIII de Inglaterra, se le demandó por bruja. ¿El motivo? Decían que tenía seis dedos en una mano y tres pechos.
  2.  Las Brujas de Salem, que, tras los famosos juicios, se reconocieron como fallidos. Muchas de las acusadas por brujas comían pan con centeno, que les provocaba epilepsias, y eso era tomado como síntoma de brujería.
  3. Las Brujas de Zugarramundi, en Navarra. Ya en nuestro país, la Inquisición persiguió a estas mujeres, de las que algunas se reconocieron culpables por los crímenes acusados y otras no; pero todas ardieron en la hoguera.

 

Ya sabéis: como chicas Misley, estas «brujitas» dan miedo, sí, pero otro tipo de miedo. El miedo que da, más bien, una mujer segura de sí misma, con un mundo interior rico y un exterior variado que la sepa representar a la perfección.

Cuéntale al mundo quién eres, bruja.

 

Plan del mes: ¡que no te den calabazas!

Hay muchas personas que sienten placer ante la sensación de terror. ¿Sabías que, cuando sientes miedo, se dispara una sustancia llamada adrenalina, pero también una dosis de dopamina? Esta última sustancia es la que se asocia al placer, y sucede por un condicionamiento ante ciertos estímulos. Ese es el motivo de que te encanten las pelis terroríficas… o de que tengas ganas de estar terroríficamente atractiva.

 

Se acerca Halloween, o el día de todos los Santos, y es un momento idóneo para hacer planes. ¿Tienes ya pensado qué harás esa noche? Lo que está claro es que, con Misley, no te darán calabazas.

 

Las tradiciones del mundo anglosajón se han importado paulatinamente hasta nuestro país y no es raro ver calabazas pintadas por doquier, sobre todo para las fiestas de los más peques, con esos colores típicos de Halloween que son el negro, el blanco, el naranja y el violeta.

 

Nosotros en Misley te traemos una propuesta con una rebaja especial para un día especial, perfecta si quieres pedir el «truco o trato», negociando en dulces o en besos, por ejemplo. Elegimos el tono claro para dulcificar el día, dándole un aura inmaculada, y un estampado sutil que te convertirá en la más elegante de Halloween.

 

Nada menos que nuestro vestido Guerir, de manga francesa larga y estampado con el blooming azafrán. Por su corte, favorece a todo tipo de siluetas, ya que la caída hasta por encima de la rodilla quedará bien con un par de medias ligeras, si ya va haciendo fresquito en tu zona, o con unos botines y piernas al aire. Con poco que le añadas —un bolso, una bufanda, incluso un make up llamativo para disfrazarte en el día de Halloween— conseguirás un efecto increíble. Y lo mejor es que podrás reutilizarlo en muchos otros eventos geniales, en veladas extraordinarias o en tu día a día.

 

https://wearemisley.com/producto/guerir/

 

Ahora sí, una vez que lo tienes encargado o apuntado en la Wish List, resumimos los tips para que no te den calabazas.

¿Cómo sentirte terroríficamente atractiva?

 

  1. Con la ayuda de Misley, claro, que te trae el vestido Guerir a casa, directo a tu armario.
  2. Con un maquillaje sutil y natural, y un peinado que te favorezca. Recógetelo en una cola alta para un toque informal; déjatelo suelto si quieres seducir.
  3. Con una calabaza tipo bolso para una noche de Halloween inolvidable.
  4. Con accesorios de telarañas y fantasmitas en forma de broches, de imperdibles o de pasadores.
  5. Con una decoración de velas con cera derretida para cerrar la mejor noche del año. Y una botella de vino, claro.

 

Y, por si todo esto se te queda corto, acuérdate de que lo más importante es la dopamina. Esa que nos protege frente al miedo.El miedo de ser o no ser lo que los demás esperan…

 

Siempre que dudes sobre cómo potenciar tus cualidades, recuerda que no necesitas nada más que un vestido holgado con un estampado discreto como nuestro Guerir para que todo tu potencial salga a relucir.

 

No hace falta nada más que esto: que seas tú misma, que celebres el día de todos los Santos con la mejor disposición, y que te acuerdes de divertirte como una niña… y de negociar el «truco o trato» como una auténtica experta.

 

¡Misley está contigo en tu mejor versión!

 

Feliz Halloween.

 

 

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