La historia de las brujas: especial Halloween

¿Qué obsesión tenemos con las brujas?

Porque a nosotros en Misley nos obsesionan, sí, y nos encantan. Pero en toda Europa sucede lo mismo. Durante todo el siglo XVII se les persiguió en casi todos los países, incluyendo el nuestro. Hoy, en el día de Halloween, os traemos un especial para que conozcáis su historia.

A pesar de que se pensaba que las brujas practicaban rituales satánicos y todo tipo de sacrificios, quizá ellas tengan un pasado un poco injusto que enraíza en una concepción patriarcal del sistema. El feminismo está destapando estas supuestas atribuciones de la cultura popular a las mujeres de narices con verrugas, calderos y pócimas mágicas… que no hacían sino afear a las mujeres que, precisamente, más tenían que dar dentro de una sociedad que claramente no estaba preparada para ellas.

Es decir: como chica Misley, quizá tú también seas un poco bruja.

 

Pero tranquila, que esto solo quiere decir cosas buenas.

Para empezar, la propia palabra —en inglés «witch»—, proviene etimológicamente del término «baq» en egipcio, que significa «poder femenino», «mujer de poder», «mujer que conoce su poder y lo usa», «mujer que conoce las palabras mágicas o de poder».

O sea, que como chica Misley un poco bruja, tú eres bien consciente de tu poder. Y esperamos que lo uses. Y mucho.

 

En el pasado, las brujas que se quemaban en la hoguera solían ser las «mágicas», a las que se atribuían todo tipo de capacidades extraordinarias y aparentemente perniciosas. Pero era el miedo de los demás lo que llevaba a esas conclusiones.

Las brujas eran las mujeres inteligentes, independientes, con criterio propio, y muy a menudo, las que no habían tenido familia por unas razones u otras.

La mujer independiente de hace unos siglos era mirada con recelo por la sociedad, y automáticamente se le atribuían todo tipo de condiciones terroríficas.

 

¿Quieres conocer a algunas brujas de la Historia? ¡Ahí van 3 ejemplos!

  1. A Ana Bolena, segunda esposa del rey Enrique VIII de Inglaterra, se le demandó por bruja. ¿El motivo? Decían que tenía seis dedos en una mano y tres pechos.
  2.  Las Brujas de Salem, que, tras los famosos juicios, se reconocieron como fallidos. Muchas de las acusadas por brujas comían pan con centeno, que les provocaba epilepsias, y eso era tomado como síntoma de brujería.
  3. Las Brujas de Zugarramundi, en Navarra. Ya en nuestro país, la Inquisición persiguió a estas mujeres, de las que algunas se reconocieron culpables por los crímenes acusados y otras no; pero todas ardieron en la hoguera.

 

Ya sabéis: como chicas Misley, estas «brujitas» dan miedo, sí, pero otro tipo de miedo. El miedo que da, más bien, una mujer segura de sí misma, con un mundo interior rico y un exterior variado que la sepa representar a la perfección.

Cuéntale al mundo quién eres, bruja.

 

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