Vaya… ¿qué se suele decir en un momento así?
¡Holi!
No, demasiado coloquial. Y un poco cursi.
Ey, qué pasa.
¿Qué soy, una chunga del barrio?
Cómo va eso.
Eso es de Joey, de Friends. Directamente, apropiación cultural.
En fin: hola. Hola a todas. ¡Hola a ti!
Soy Agata Cape.
¡Tachán! (Fuegos artificiales, se descorre el telón, se levanta el velo, dos leones copulan, se abren las flores… lo que tú quieras, coloca aquí tu imagen apoteósica imaginaria preferida).
Sí, es un instante para recordar. Por fin nos conocemos.
Ya sé que en un momento dado jugamos con esto de la identidad, que si Agata Cape eres tú o soy yo o somos todas; pero no íbamos tan desencaminadas, que lo sepas. Nos parecemos más de lo que crees, ya lo verás.
Solo quería presentarme porque soy parte orgullosa del equipo Misley y porque, en lo sucesivo, nos veremos las caras… y nos hablaremos así, a través de este medio. Si tú quieres, claro. Te iré contando cosas: cosas sobre mi vida, quizá sobre la tuya. ¡Quién sabe!
Es verdad que en una primera impresión se resume casi todo lo que necesitamos saber del otro. ¿Sabías que tardamos apenas unas milésimas de segundo en conformarnos una idea entera de la otra persona? Qué miedo, ¿verdad?
¿Qué impresión te he dado yo?
Pues te confieso que te estoy esperando en el bar de abajo, en el de la esquina, en ese que tienes tan cerquita, para ponértelo fácil. He intentado escoger un lugar que fuera tierra de nadie, pero un poco más tuya, para que estés a tus anchas. Y me he pedido un café y un croissant que no pienso probar porque estoy de los nervios, aunque no lo parezca por esta sonrisa que tengo tan ensayada que casi es real —y en cuanto coja confianza lo será, no te creas—. Seguramente lo devoraré todo en cuanto mires hacia otro lado, llenándome de miguitas este jersey tan mono que me he pillado; aunque espero no mancharlo…
Por suerte, mi jersey TATA es de un tono neutro que nos da algo de espacio para que no me juzgues muy rápido. Pero tiene un diseño original, y me representa: imagino que todas queremos sentirnos especiales —y la verdad que lo somos—. Y es cómodo, puesto que el confort es necesario para sentirse a gusto y abrirse al otro, a la vida, a las posibilidades. Y me da un calorcito que ahora me viene genial, porque se parece algo a la confianza; y no tengo claro qué pensarás de mí, si te gustaré o no, y ojalá eso no me preocupase apenas, pero sí. Me preocupa. Mea culpa.
Como te digo, soy consciente de que la apariencia es el factor que más pesa en la primera impresión que resulta tan definitiva; y no me parece nada frívolo, sino algo lógico. Tenemos que decidir así de rápido si nos caemos bien, si representamos una amenaza para la otra, si seremos más que amigas, aliadas, e incluso esos raros y preciados casos en los que nos convertimos en algo así como hermanas. Y, en todo caso, en equipo.
No te miento si te digo que tengo suerte de ser parte de Misley, por eso mismo: por su equipo y por su catálogo. Y tengo la sensación, no me preguntes por qué, de que esto va a ir bien entre tú y yo. Muy bien.
Ahora sí, ¿quieres un café y algo para picar? Creo que voy a atacar lo mío, si te parece bien. Si se me quedan trozos de hojaldre en los dientes o en el pelo, avísame. Suelen esconderse en los lugares más insospechados…
Oye, ¿te puedo preguntar una cosa?
¿Qué prendas, entre el catálogo de Misley, has elegido tú para esta cita?
Cuéntamelo si quieres, y te confesaré qué me inspiras, cuál ha sido mi primera impresión.
Estoy deseando que nos conozcamos más, para ver todas las coincidencias y en qué cosas somos diferentes tú y yo. Lo mismo pasamos del desayuno y llegamos a la comida, e incluso, a la cena.